Como todas las cosas de este mundo, el Descenso Internacional nació un buen día, pasando por una edad infantil, como de juguete, y luego se hizo adulto. El piragüismo en España comienza por los años veinte, siendo introductores algunos extranjeros que aisladamente realizaban excursiones por nuestros ríos y en ocasiones, terminados sus recorridos vendían sus embarcaciones, principalmente entre los aficionados del Norte de España. Pero, la primera prueba fue el Sella, en julio de 1930, cuando Dionisio de la Huerta veraneaba en Infiesto. Le habían regalado una piragua en Barcelona, y con un par de amigos realizó un tramo más arriba de Arriondas. En cuanto la marea fijó su momento en el primer sábado de Agosto (acaso el segundo de caer en 1 o 2 el primero por circunstancias del desplazamiento de Dionisio desde Barcelona a Asturias), ese día se marcó para sucesivas ediciones.
La excursión se repitió en el año 1931 con dos embarcaciones, completando el recorrido hasta Ribadesella («No había prisa» indicaban en aquellos momentos). Por entonces (y ahora, para que engañarnos para la mayoría), dolor de riñones por las pesadas embarcaciones y agujetas de tres días. Al siguiente año, 1932, se disputó la primera competición con 12 canoas (Dionisio dijo: «Paseo por el Río pero para ver quién llega antes»). De ahí en adelante, y sólo parado por la Guerra Civil, la progresión imparable, asistiendo en el año 1951 por vez primera extranjeros. En el año 2010 tuvo lugar la 74º edición con más de 1.300 piraguas compitiendo.
Nuestro Sella surge a iniciativa de José María Prendes Arena. Él es un hombre con experiencia dentro del mundo del piragüismo pese a la polio que padece. Así y aprovechando el próspero turismo activo que desde comienzo de los años noventa se lleva gestionando en Asturias, contactamos con la Escuela Asturiana de Piragüismo y en sus embarcaciones nos aventuramos en el año 1994 a realizar el primer Descenso. Siete participantes fueron los pioneros: Maki, Parada, Alejandro, Cesar, Chema, Richar y Alberto, quizá pasen a la historia de aquel día.
La fecha establecida para la prueba el domingo anterior al Descenso Internacional, para tomar siempre una referencia consolidada en el calendario. Para la organización y control de la prueba contamos con la presencia y cobertura de Bomberos del Principado de Asturias y las corporaciones locales de Protección Civil de Llanes y Piloña, así como monitores de la Escuela Asturiana de Piragüismo, como aspecto importantísimo en la cobertura de seguridad, dentro y fuera del cauce del Río Sella, con especial atención en los pasos más complicados (rabiones) y en los puntos de reagrupamiento. Todo ello sin olvidar el voluntariado de FEDEMA y la Federación de Piragüismo del Principado de Asturias, encargada de los jueces y cronometradores del tramo competitivo.
La experiencia del año 1994 se repitió al siguiente año, ya con 16 participantes, alcanzando los 22 en el tercer Descenso, el primero con carácter competitivo aunque sólo en su tramo final. De este modo, se establece un tramo no competitivo entre la salida de Arriondas y la Revuelta de La Uña, a la altura del pueblo de Llordón, tramo de unos 10 kilómetros y lugar de reagrupamiento aprovechado por todos los participantes para reponer fuerzas con un aperitivo entregado por la organización. Desde La Uña hasta la Meta en Llovio, ubicada bajo el puente de Feve, 5 kilómetros de competición que darán lugar a los nuevos reyes del Sella.
La evolución del Descenso del Sella Adaptado en estos años nos lleva en la edición decimoséptima, la del año 2010, superando por 4º año consecutivo el centenar de participantes con discapacidad, un operativo de seguridad de 60 efectivos, más de 40 voluntarios y casi 500 personas participando activamente del Descenso. Indicar que, por medidas de seguridad en cada embarcación baja una persona con discapacidad física y otra sin ella, la cuál es llevada como acompañante por el participante o en caso contrario, puesta por la organización siempre que esta circunstancia se notifique con antelación, pudiendo de todos modos, ir dos discapacitados juntos siempre y cuando su nivel de lesión lo permita. De todos modos, competitivo o no (dentro de la competitividad que puede haber en este deporte practicado por la mayoría una vez al año), la esencia de nuestro Sella no se ha de perder, tal y como reza nuestro eslogan: «GANA QUIEN BAJA».